Corpo vs. Pyme: DA IGUAL, depende de TI

Cuando estamos en la universidad, pareciera que hubiera una regla no escrita: “si no haces prácticas en una empresa grande y con nombre, no vales”. Basta con abrir LinkedIn para sentirlo: compañeros que anuncian con bombos y platillos su ingreso a una multinacional, primos que actualizan su título a “consultor junior” en una firma global y amigos que presumen que ahora tienen correo con dominio corporativo.



Y claro, esa presión te hace creer que todo lo demás es “menos”. Que si tu primera experiencia no está en un banco gigante, en una Big Four o en una multinacional de consumo masivo, tu camino está atrasado. Pero la verdad es que esa narrativa es parcial y, en muchos casos, injusta.

La realidad es que trabajar en una gran empresa tiene ventajas innegables: estructura, prestigio, beneficios, oportunidades de carrera internacional. Nadie lo discute. Pero también viene con su propio costo: sentirte como una hormiguita en un sistema tan grande que, a veces, es difícil medir el impacto real de lo que haces. Te encuentras con miles de áreas, procesos infinitos y jerarquías que pueden hacer que tu trabajo se diluya entre tantos otros.

Por el contrario, las empresas pequeñas, aunque no tengan un logo rimbombante para lucir en el CV, suelen darte otro tipo de aprendizajes: responsabilidades desde el primer día, contacto directo con jefes y clientes, y la sensación clara de que tu trabajo realmente importa. En mi caso, cuando estuve en una consultora pequeña en personas, esa fue justamente la ventaja: el equipo reducido hacía que cada aporte pesara, que tu opinión contara, que no fueras “uno más”, sino parte central del engranaje. Hoy en una multinacional no es que haga menos, pero sí me pasa que es abrumador: tantas áreas, tantas reglas, tanto movimiento, que a veces te preguntas qué tan relevante es tu aporte.

Y no se trata de decidir cuál es mejor, sino de entender que son experiencias distintas que aportan en formas diferentes. La empresa grande puede darte exposición global, la pequeña puede darte crecimiento acelerado y protagonismo. Ambas suman, dependiendo de lo que busques y de dónde te sientas más cómodo.

Al final, agradezco que mi primera experiencia haya sido en un lugar más pequeño que me permitiera conocer el mundo laboral y mi pasión en realidad. Lo importante no es el tamaño de la empresa en la que trabajes, sino lo que logres aprender y construir ahí. Obsesionarse con perseguir solo las multinacionales puede hacerte perder oportunidades valiosas en espacios más chicos donde quizás podrías brillar más.

Por eso, más que preguntarte “¿en qué empresa practicaste?”, la verdadera reflexión debería ser:
👉 “qué tanto creciste en ese lugar y cómo eso se conecta con el camino que estás construyendo”.

Porque, cada quien tiene su ruta, con su propio ritmo y sus propios hitos. No existe un único camino al éxito ni un logo que garantice tu futuro. Lo que realmente importa es qué aprendiste en el proceso y cómo eso te ayuda a abrir las puertas que tú quieres.

Comentarios

  1. Este es el tipo de blog que me hubiera gustado tener cuando empecé en el campo laborar… a veces buscamos validación basándonos en que tan grande es nuestra chamba o que tan bien nos está yendo, cosa que siento no es un factor exacto, ya que cada uno vive su proceso.

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  2. Tan cierto! Al final del día lo que realmente importa es lo que aprendes y la huella que dejas.

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